martes, 22 de enero de 2013

Reseñas de la última sesión del Club de Lectura


Reseña de la sesión dedicada a RIÑA DE GATOS, de Eduardo Mendoza

            Desde luego, la reunión no resultó trasunto del título. Ni conato de riña entre los asistentes, ni estos eran gatos (al menos, ninguno dijo que fuera de Madrid). Apenas hubo debate, entendiendo por tal el contraste de criterios divergentes sobre un mismo tema o aspecto. Lo que, sin embargo, no incurrió en merma del interés generalizado por las sucesivas opiniones y argumentaciones que se fueron vertiendo.
RIÑA DE GATOS, de Eduardo Mendoza
            A grandes rasgos se reconoció o aceptó, de manera tácita o expresa: primero, que la novela difícilmente se ajusta a la publicitada calidad narrativa de los Premios Planeta. Segundo, que, no obstante, responde a los reconocidos valores literarios de la trayectoria novelística del autor, de prosa ágil, de lectura fácil y salpimentada con un tono irónico característico. Y tercero, que reproduce con destreza y de manera fidedigna el ambiente madrileño previo a la comúnmente llamada guerra civil, tanto en la vertiente costumbrista como en el clima sociopolítico del momento. Esto último casi convierte a Madrid en protagonista del argumento narrativo, cuya tramoya hace de la capital un escenario reconocible.
            No obstante, el grueso de las intervenciones se asemeja más a una especie de vivisección de la novela. Buena muestra de ello, la abundancia de comentarios parcelados, específicos sobre momentos del proceso narrativo o peculiaridades de los personajes o tendencias expresivas del autor. Seguramente porque el hilo de la intriga fluctúa en un híbrido histórico-policíaco no resuelto, como con bandazos que desorientan las expectativas del lector (de los lectores asistentes).
            En dicha confusión incide particularmente un exceso de erudición. A cada paso o por tramos narrativos se nos fustiga con la vida y milagros, o miserias, de Velázquez. Acopio de datos sobre técnica pictórica y peripecias socioprofesionales del pintor que, a la postre, aportan poco al seguimiento del proceso narrativo, y mucho al prurito culturalista del autor-narrador. Quizás puedan salvarse de esta apreciación las referencias puntuales al cuadro de Acteón, por su ensamblaje con la trama a modo de parábola. Aunque el lector sólo las descifra cuando, concluida la lectura, pasa al análisis. De modo que, la brillante paleta del pintor deviene en rémora para la avispada pluma del escritor.
            Tampoco ayuda a mejor consideración la inclusión de algunas escenas con tendencia al vodevil.
            Mayor atractivo significó el planteamiento de los personajes. Desde el protagonista hasta los más secundarios. Y todos atrapados en una espiral (cada uno en la suya) de difícil escapatoria.
            Personajes de ficción, claro; pero cercanos y entrañables (unos más que otros, desde luego). Empezando por el protagonista que, aun actuando como personaje-testigo, se integra en la realidad que bulle a su alrededor, y lo fascina y le aviva sentimientos, emociones y contradicciones. La misma condición humana que se aprecia en todos los demás.
        En este sentido, poco extrañan los apuntes acerca de la personalidad de Franco, Queipo de Llano, Mola, Azaña o Alcalá Zamora, tratados con óptica desmitificadora.
        Tratamiento similar recibe el personaje de José Antonio; aunque, por su mayor relevancia en la narración, parece ajustarse más a la verdad histórica en cuanto a sus presupuestos ideológicos. Las circunstancias de su vida privada se consideran aquí en clave de ficción, y por tanto, susceptibles de interpretación con respecto a su verdadero comportamiento.
            Las mujeres de la novela merecieron atención específica. Para constatar determinados valores sociológicos (reprobables, sin duda) propios de la época. También para evidenciar algunas incoherencias de conducta, más por condicionamientos ajenos que por convencimiento propio.
            Mosaico de personajes que, sumado al clima reproducido de aquel momento histórico, apunta a un desgraciado paralelismo sociopolítico con la situación por la que atraviesa el país en la actualidad.
            Por último, el final de carpetazo (frecuente, por otra parte, en la obra de este autor) nos deja la duda sobre el dinero que se pretendía con la venta del cuadro del sótano: ¿era para financiar a sus propietarios la huida de España o a José Antonio la compra de armas? Habrá que preguntar al sargento Bevilacqua y a la guardia Chamorro, nuestra próxima parada en el Club de Lectura.

            Fdo.: Ricardo Santofimia Muñoz.

lunes, 14 de enero de 2013

Novela "Riña de gatos" de E. Mendoza.



Queridos amigos/as:

    Os recuerdo que mañana, día15, a las 18.00 horas, celebraremos en el Centro Cívico Norte nuestra reunión del club de lectura para comentar en torno a la novela "Riña de gatos" de E. Mendoza. Por otro lado, en la Biblioteca del Centro Cívico ya están disponibles para los miembros del club suficientes ejemplares de la próxima lectura, "La fiesta del chivo", con el fin de que cada uno pueda recoger personalmente su libro.
Un abrazo,
José Ant. Ruiz